martes, 27 de mayo de 2008

La sabiduría también se viste con la resignación.
A veces hay que tragarse el orgullo,
pero cómo quema la garganta.

Dans la Porte
En qué pensabas?
No pensaba,
ya lo sabías.
Al empezar la partida,
las escaleras me llamaban,
y mi pasado desaparecía.
No pensaba, jugaba,
no fingía, sonreía con la misma
emoción, con la que sufría,
no me volví loca,
tan sólo enloquecí sabiendo
que era la primera vez
que conscientemente, vivía.