jueves, 8 de enero de 2009
La domadora de serpientes
Me miró directamente a los ojos y se lanzó contra mí. No aparté la mirada, no corrí. Me amenazó y la amenacé, me atacó y no me moví. Se paró con la boca abierta, los dientes encima ví.
Desperté y mis miedos se quedaron durmiendo, en la piel de la serpiente que vencí.
martes, 6 de enero de 2009
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